DESTINO LE JUGÓ MAL

Por: Ángel Revolorio

Retalhuleu/.- Rudy Palacios huyó de las maras que acechan a los jóvenes en El Salvador, su país natal, cuando tenía 12 años. En Guatemala había formado un hogar; sin embargo, un accidente laboral cambió el rumbo de su vida.

Cuando tenía 12 años, Rudy Alexander Palacios, ahora con 19, llegó a Guatemala procedente de Santa Ana, El Salvador. Su objetivo era alejarse de las pandillas que acechan a la juventud en su país natal.

El sueño de una mejor vida lejos de su familia lo hizo ingresar a tierras guatemaltecas de manera ilegal. Por varios años trabajó en la capital, pero conoció a una joven de Nuevo San Carlos, de quien se enamoró, y decidió viajar a Retalhuleu para formar su propia familia.

Rudy Alexander se describe como un joven soñador, sin miedo a nada y, sobre todo, trabajador; de esa cuenta se dedicaba a efectuar labores de soldadura. Sus propósitos crecieron hace cuatro meses, cuando su conviviente le dio la noticia que sería papá. Ambos estaban felices.

Sin embargo, el destino fue cruel con él. Contó que había sido contratado para reparar el techado de una recicladora de papel en Retalhuleu, y ya tenía una semana de laborar. El 11 de junio (2016) salió de su vivienda en el microparcelamiento El Hato y subió un bus para ir a su trabajo.

El joven se encontraba laborando en lo alto del techo, cuando en un descuido al ponerse de pie hizo contacto con un cable de alta tensión y sufrió una descarga eléctrica.

"Me lanzó a unos tres metros sobre las láminas y después no recuerdo nada", expreso Rudy, postrado en una camilla en el Hospital Nacional de Retalhuleu.

"Nunca pensé que me pasaría algo así. Mi vida ha cambiado", dice con la voz entrecortada.

El salvadoreño sufrió quemaduras de tercer grado en todo el cuerpo y debido a ello tuvieron que amputarle parte de la pierna izquierda y tres dedos del pie derecho.

"Me vine ilegal a Guatemala. En mi país hay muchas pandillas, me molestaban y por eso me vine. Mi esposa esta embarazada. Tiene cinco meses, por eso necesitaba trabajar más", agrega el entrevistado, a quien le preocupa el futuro de su esposa y el de su pequeño bebé que nacerá en poco tiempo.

A pesar de la tragedia, Rudy no pierde la esperanza de volver a caminar, pero para lograrlo debe de adquirir una prótesis, cuyo costo es de unos Q15 mil; sin embargo, no cuenta con los recursos para adquirirla.

"Primero Dios, si la consigo, podría volver a caminar, pero no tengo recursos, por eso pido ayuda a las personas de buen corazón", explicó.

Actualmente, Rudy vive en la colonia San Josecito, zona 2, con una amiga, porque no quiere que su esposa lo vea en esas condiciones. Sandra Ramirez lamenta el sufrimiento por el que atraviesa su hijo, quien es el mayor de los tres que procreó.

Loida Zabaleta, trabajadora social del centro asistencial, explicó que el joven se le brinda ayuda psicologica para que pueda superar el trauma que ha sufrido después del accidente.

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